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EL ENVEJECIMIENTO

Actualizado: 20 jul 2021

Desde los orígenes del ser humano, la inmortalidad ha sido una idea utópica a la que muchos científicos o pensadores han querido acceder. Puede sonar a ciencia ficción, una película, por ejemplo, de Steven Spielberg. Retrasar el envejecimiento ha sido una de las prioridades de la medicina y la ciencia desde que el hombre pudo empezar a estudiar el funcionamiento de su organismo. Hoy no estamos aquí para hablar de ciencia ficción, sino de ciencia y evidencia.



Hoy en día la esperanza de vida ha aumentado considerablemente en el planeta, pese a que aún existan zonas o continentes menos desarrollados, gracias a los avances de la medicina, de la nutrición, la mejoría de los hábitos de vida, de actividad física y de la salud de gran parte de la población…


Uno de estos ejemplos, que precisamente parece de ciencia-ficción es un porcentaje de la población de Japón: los “súper-centenarios”. Los científicos llevan años estudiando a este porcentaje de la población japonesa (más de 60000 personas con 100 años, 146 personas con más de 110 años). Está claro que estas cifras son anormales, y se necesitan características específicas para poder “presumir” de cumplir un siglo de edad. Además, podemos pensar que no tiene sentido llegar hasta esa avanzada edad si no hay calidad de vida, y ausencia de dolor y enfermedad, sin embargo, la mayoría de estas personas llegan a esa edad con buena calidad de vida y con una alta protección frente a enfermedades como el cáncer, cardiovasculares u otras relacionadas con un mal estilo de vida como la obesidad y la diabetes. Su secreto: la dieta, vida activa, control del estrés y la ansiedad y una vida tranquila alejada de las grandes ciudades.




Curiosamente antes de explicaros cuál es el mecanismo del envejecimiento, un dato que ciertas personas desconocen es que la genética de una persona no solo depende de sus descendientes directos (sus progenitores), sino de todas las generaciones anteriores, que dependiendo de sus hábitos de vida y alimentación repercuten en las siguientes generaciones: esto significa que tener unos buenos hábitos de vida ayuda no solo a la descendencia, si no a muchas más generaciones que vivirán en los siguientes siglos: este concepto se conoce como “Epigenética” y nos indica que somos protagonistas de nuestra propia genética también, y que con cierto esfuerzo y buenos hábitos de vida podemos mejorar o revertir situaciones que de otra manera y creyendo que no tenemos poder sobre nuestra genética, tiraríamos la toalla. No podemos pensar que por tener “x” genética está todo perdido porque científicamente está demostrado que no es así.




¿Cómo envejece nuestro cuerpo? Existen secuencias de ADN conocidas como cromosomas, todos hemos oído hablar de ellos, y sus extremos son conocidos como telómeros. A medida que una célula envejece, sus telómeros se acortan de forma natural, mientras que determinados factores modificables como el sobrepeso, el tabaco y la inactividad física pueden acelerar este proceso. Ésta no es una cuestión sin importancia, ya que el acortamiento telomérico se relaciona con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes y cáncer. Este es un mecanismo, de momento, irreversible y que todo organismo “sufre”. Sin embargo, una dieta equilibrada, con un buen contenido en nutrientes (sobre todo vitaminas y minerales) es la primera clave para retrasar esa oxidación celular. El consumo de tabaco es otro factor importante ya que tiene sustancias pro-oxidantes. Por último, y este dato lo resguarda un estudio realizado en 2017, en 1500 mujeres menopaúsicas, se dividieron dos grupos: uno que realizaba actividad física y se mantenía activo, y otro que permanecía la mayor parte del día sentado, y era sedentario. La sorpresa final fue, que mediante unos marcadores, que medían la longitud telomérica, se vio que los telómeros de las mujeres que se mantenían activas habían perdido hasta 4 veces menos longitud que el grupo de mujeres sedentarias. Esto nos indica que mantenerse activo en el día a día y no pasar mucho tiempo sentado es un seguro de vida frente el envejecimiento.




En conclusión, de momento el ser humano no es capaz de revertir totalmente el envejecimiento, y está claro que lo importante no es vivir muchísimos años, si no cómo vivimos esos años y cómo envejecemos. Sin embargo tenemos en nuestra mano el poder de retrasarlo, y de llegar a una vejez más feliz y digna: independientes, sin enfermedad, con buena calidad de vida, etc. Somos dueños, en parte, de nuestro destino y de nuestra salud, así que levanta del sofá, reflexiona, y mejora tu futuro, hay que ponerse manos a la obra porque no va a haber una pastilla mágica que evite que envejezcamos, pero tenemos la clave para cambiar nuestro futuro: los hábitos de nuestra vida.


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